Hace un año y medio, muchas empresas de todo el mundo tuvieron que tomar la decisión sin precedentes de enviar a sus empleados a trabajar a casa ante la irrupción de la pandemia del coronavirus. Ahora, estas mismas empresas tienen ante sí otro gran reto: lograr que la normalidad vuelva a la vida laboral y conseguir que sus empleados consideren la oficina un lugar seguro y atractivo para trabajar en equipo. Pero ¿Están preparadas las empresas para volver a las oficinas de forma segura? ¿Se va a mantener la fórmula del teletrabajo? ¿Cómo conseguir que el trabajo a distancia mantenga la motivación de los empleados? ¿Cómo suplir las relaciones y sinergias que proporciona la oficina?
Para reflexionar sobre estas cuestiones que se plantean muchos empresarios y muchos trabajadores, ISS, empresa especializada en workplace, ha organizado una jornada de debate con los responsables de espacios y personas de grandes compañías en España como Amazon, Telefónica, Reale, Indra, Bankinter y Repsol.
Los presentes en la sesión coinciden en que el trabajo en remoto, aunque ha funcionado durante una situación de extrema necesidad y tiene muchas ventajas, no puede sustituir al trabajo presencial ni a las relaciones y sinergias que se crean dentro de un mismo espacio físico. Sin embargo, también consideran que no se pueden tomar medidas precipitadas ni forzar a las personas a dejar atrás unos hábitos a los que llevan meses adaptados y que para muchos han sido beneficiosos, especialmente en términos de conciliación.
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¿El teletrabajo ha venido para quedarse?
Sobre la pregunta que todo el mundo se hace desde el inicio de la pandemia ¿el teletrabajo ha venido para quedarse? los responsables de personas y espacios participantes en la sesión organizada por ISS consideran que la tendencia será ir hacía un modelo híbrido presencial/remoto que se beneficie de las ventajas de los modelos.
Pero todavía existen barreras que frenan la implantación del modelo híbrido. En primer lugar, la legislación actual del trabajo a distancia, en segundo lugar, la creación de una cultura corporativa no presencial y, por último, la adecuación de los espacios de trabajo a la nueva realidad. Y es que, para la supervivencia de las organizaciones factores como la humanidad del liderazgo, la autenticidad de la comunicación, la aceptación de la vulnerabilidad y el rol de las personas son determinantes.
El empleado en el centro
Las empresas también se replantean la noción de bienestar, ya que tanto la salud psicológica como la emocional son activos imprescindibles que potencian la motivación, el compromiso y la productividad. Las necesidades de los empleados no son las mismas que cuando comenzó la pandemia, hecho que condiciona la reapertura de los espacios y dinámicas de trabajo.
Según los expertos, las principales necesidades de los trabajadores son la conciliación y los límites entre lo laboral y lo personal, la adaptación del espacio de trabajo en el hogar y los horarios y las políticas de desconexión laboral.
Oficinas más pequeñas
Con la implantación del teletrabajo y los grupos burbuja las oficinas se han quedado desactualizadas para algunas empresas.La tendencia, según los expertos en workplace, será organizar las oficinas con espacios para reuniones entre equipos, distribuir las áreas en mesas altas y entornos más flexibles que generen interacciones espontáneas y suprimir puestos de trabajo individual.
ISS ya realizó hace un año el estudio “Los cambios del modelo de trabajo en tiempos de la COVID-19: las personas y los espacios” para ver como habían cambiado en poco tiempo. Las conclusiones pusieron de manifiesto que la pandemia había acelerado la transformación digital pendiente, llegando a aumentar la productividad en 1 de cada 3 empresas. Por otro lado, un 78% de los empleados solicitaba apoyo tecnológico en los hogares, así como ayudas para acondicionar el nuevo espacio de trabajo.