Si hace un año la autodenominada ‘primera cámara de fotos que se pega’ llegaba a Kickstarter, hoy el proyecto de la startup Podo se amplía con una nueva generación de este singular gadget. Esta vez, la empresa ha apostado por un cámara ‘tipo GoPro’ con la parte posterior adhesiva, y con controles inalámbricos similares, pero además hace tomas más amplias y ha mejorado sus prestaciones técnicas.
Se puede pegar en cualquier superficie y se controla desde el teléfono inteligente. Su sensor es únicamente de 5 megapíxeles, pero los píxeles son notablemente más grandes que los de la cámara de un iPhone 6s o la de un Samsung Galaxy S7, según señalan sus responsables, lo que permite una mayor información sobre los colores y, por tanto, una mayor fidelidad de la imagen en líneas globales.
También permite grabar vídeo y para ello cuenta con una memoria interna de 8 GB. Por otro lado, tiene conectividad Bluetooth 4.2 LE de bajo consumo para su emparejamiento con el teléfono inteligente y una autonomía de dos horas. Podo se mantiene en un precio promocional de 49 dólares durante el tiempo que dure la campaña de Kickstarter