La pyme no tiene remedio. Pasan los años y mientras que el tejido empresarial español formado por medianas y grandes organizaciones, en mayor o menor medida, impulsa proyectos tecnológicos para dar respuesta al negocio, las de menor tamaño se mantienen ajenas a la realidad. No es cuestión de costes o de falta de financiación, como muchas de ellas argumentan; simplemente viven anquilosadas en el pasado y en la tradición. Entidades bancarias y la propia administración llevan tiempo facilitando que este tipo de compañías se suban a la ola digital –la pyme alcanza el 29% del importe de las adjudicaciones TIC y el 58% si atendemos a su número-, sin ningún resultado. Es un colectivo que representa las dos terceras partes del PIB y, si no despierta a tiempo, será canibalizado por esos nuevos jugadores que están llamando a nuestras puertas, véase Amazon, Alibaba o Ebay, y por esos otros muchos que aparecerán en breve. El eCommerce es un ejemplo evidente de su falta de visión y de estrategia empresarial. Y si algo tan cercano como la venta no evoluciona, mucho menos la informatización y digitalización; el cloud computing queda demasiado alto para directivos que no entienden que la analítica, Internet, las redes sociales o la seguridad TIC también va con ellos, contrariamente a lo que aducen como excusa. Esa falta de cultura digital a muchos les pasará factura, porque el cliente será cada vez más online y el negocio estará acompañado de un componente digital que ya no desaparecerá.
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