La tecnología ha llegado a las aulas. No estamos hablando de tablets, libros electrónicos, o pizarradas táctiles. Nos referimos de la evolución de las chuletas. Era cuestión de tiempo. Los profesores deberán estar atentos (también) a los relojes de sus alumnos. Pero, por si acaso, que no pierdan de vista los bolígrafos grabados en letra minúscula, las notas en la mesa, los brazos ‘tatuados’ y otras ingeniosas maneras de copiar en un examen.
Los cheating watches, o relojes para hacer trampa rondan los 60 euros, según la marca o el modelo. El más popular, el 24Kupi, cuenta con 4 GB y es compatible con archivos de texto, imágenes, vídeo y audio. Tiene un botón de emergencia que cambia la pantalla de texto por la de un reloj digital normal y uno de sus modelos, llamado Invisible Watch, sólo permite ver su contenido con unas gafas especiales.